Aquello de “mente sana en cuerpo sano” no es una frase hecha cualquiera, sino una verdad como un templo. La relación ineludible entre nuestra mente y el resto de nuestro organismo se hace patente no solo cuando estamos enfermos, sino también cuando estamos realmente felices. Buscar el equilibrio entre la salud mental y la corporal se hace inevitable para poder disfrutar de una vida verdaderamente plena. Y es que nada nos va a servir ponernos como toros en el gimnasio, si luego no somos capaces de equilibrar nuestros pensamientos oscuros. De la misma forma, tampoco podemos entregarnos a la intelectualidad y al trabajo meramente mental sin prestar atención a nuestro cuerpo. Estar en forma requiere de esfuerzo y paciencia, pero también de fuerza de voluntad, y eso es algo que solo podemos sacar a través de nuestra mente y pensamiento. Por fortuna, hay ejercicios que combinan todo lo bueno del cuerpo y de la mente.
Occidente siempre se ha creído el ombligo del mundo, y a nosotros eso nos parece lógico porque al fin y al cabo hemos nacido aquí. Europa controló buena parte del mundo conocido desde antes incluso del inicio de nuestra era, y lo sigue haciendo, a través de la cultura, el idioma, las artes… Sin embargo, las filosofías y culturas orientales han sabido pervivir a su manera, en países como Japón, India o China, e incluso colarse en nuestras propias naciones. Es habitual disfrutar de películas o series coreanas antes de ir a tomar un poco de sushi a un restaurante asiático, o practicar artes marciales nacidas en aquella parte del mundo. Las disciplinas orientales han tenido una gran aceptación en nuestro mundo, porque vienen a rellenar un espacio que estaba vacío. En Occidente no hay ninguna práctica que mezcle el misticismo con la paz mental y el ejercicio físico. Son conceptos que para nosotros están a años luz unos de otros. Sin embargo, los orientales subieron mezclarlos de una manera maravillosa en disciplinas como el yoga, que desde hace décadas se ha convertido en todo un fenómeno en Occidente. Una práctica milenaria que ha llegado a jubilados, jóvenes emprendedores… y también a prostitutas.
El Yoga, una actividad milenaria aunque actual
Haciendo un poco de historia para ponerlo todo en su contexto, el origen del yoga se remonta, al menos, hasta el siglo XVII a.C. Esa es la fecha en la que se datan las primeras inscripciones donde aparecen figuras realizando posturas que hoy consideramos parte de esta disciplina. El yoga no es solo una disciplina física, sino también espiritual, prácticamente una doctrina de vida para los hindúes. Evidentemente, aquí no se practica de una manera tan fundamental, pero hemos recogido lo mejor de esa disciplina para adaptarlo a las necesidades de cada cual. La misión del yoga es equilibrar cuerpo y mente a través del ejercicio, la meditación y la respiración. Este último punto es especialmente importante, porque es el puente que une la parte espiritual y corporal.
Al concentrarnos en la respiración, a través de ciertas posturas específicas y ejercicios de meditación, podemos ser capaces de tomar conciencia de nuestro cuerpo y controlarlo mejor. Esto nos ayudará no solo a unir esas dos facetas, la física y la mental, sino a tener un mayor conocimiento sobre todo lo que somos capaces de pensar y controlar. Muchas veces, la conexión entre cuerpo y mente se rompe, porque somos incapaces de concentrarnos en mantenerlos unidos. El yoga primitivo servía también como camino hacia la iluminación, como una forma muy concreta de meditación que alejaba los malos pensamientos y atraía los buenos. Hoy en día, lo más importante es el ejercicio físico, que nos ayuda en diferentes sentidos para mantenernos en forma, pero también la noción de control de la respiración.
Mantener sanos cuerpo y mente
Cualquier deporte o práctica física nos puede ayudar a mejorar nuestra mente, a despejarla y conseguir que la conexión con el cuerpo sea más intensa. Sin embargo, el yoga es una disciplina que puede practicar cualquiera, al menos en principio, y que nos lleva a través de un camino de autodescubrimiento. No hay competitividad más que con nosotros mismos. No hay vencedores ni ganadoras, más allá de encontrar esa paz que buscamos. El objetivo es equilibrar nuestro cuerpo y nuestra mente para conseguir que estén sanos y fluyan como deben, en una conexión perfecta. Controlar nuestras reacciones, tanto físicas como mentales. Conocernos mejor y ser conscientes del potencial que tenemos.
Conseguir flexibilidad
El yoga es especialmente beneficioso para aquellas personas que no están en buena forma pero quieran empezar a conseguir algo de flexibilidad. Las posturas al principio pueden ser complicadas, pero para eso también se empiece con las más sencillas y fáciles de realizar. No es solo flexibilidad lo que se consigue, sino también resistencia. Al concentrarnos en la respiración, en la meditación, logramos despejarnos de pensamientos poco positivos. En el yoga es importante dejar la mente en blanco y focalizar todo el pensamiento en el ejercicio, en el aquí y ahora. Mientras tanto, la parte física sigue funcionando, como si estuviéramos realizando un ejercicio en el gimnasio.
La flexibilidad que se consigue con el yoga va aumentando conforme seguimos aprendiendo más y más. Lo bueno de esta disciplina es que una vez aprendemos a concentrarnos debidamente, lo de mejorar en las posturas y la flexibilidad ya es cuestión de tiempo. La flexibilidad que se consigue no solo nos ayuda a estar en forma y cuidar nuestro organismo, de manera que aguantemos mucho más el esfuerzo físico. También es ideal para aquellos que quieran darle más vida al sexo, en la cama o en cualquier otro lugar, ya que muchas de estas posturas incluso nos servirán en el placer. No en vano, el yoga y el kamasutra están “emparentados” dentro de las doctrinas hinduistas, donde han ido bebiendo el uno del otro a lo largo de los siglos.
Muchas escorts lo practican
Es por esto que no te extrañará saber que muchas profesionales del sexo se han involucrado en este tipo de disciplinas. Su intención primordial era mantenerse en forma y ganar flexibilidad para llevar a cabo los mejores servicios, con posturas sorprendentes. Se gana también resistencia en posturas no tan habituales, lo que hace que el sexo llegue a un nuevo nivel. Con todo y eso, la parte mental y de meditación también les permite estar más concentradas en sus servicios, tanto para satisfacer al cliente como para evadirse cuando el encuentro no está siendo precisamente espectacular. Las escorts han encontrado en el yoga una forma magnífica de ponerse en forma, aunque la mayoría lo combina también con el ejercicio físico más puro en el gimnasio.